Ya que cada calle es diferente la una a la otra, pensamos que quizá se podría evitar que las baldosas que se usan no sean deslizantes. Por ejemplo, caminar por el paseo de la estación es un poco complicado con la lluvia ya que patinas cada dos por tres en las baldosas mojadas. Y ya ni hablamos de la pintura de los pasos de cebra y compañía. Que horror caminar por Salamanca con lluvia.
El porvenir del Viejo Mundo
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